SUPERSTICIONES
Son
muchas las supersticiones que se han conservado en el medio teatral de la
cultura de Occidente, creencias y costumbres que han ido perdiendo fuerza en
tiempos más recientes pero que aún determinan el «modus operandi» en diferentes
aspectos del espectáculo. De la larga lista de supersticiones se pueden
mencionar:
Sobre
los estrenos
El
martes y viernes son días poco afortunados para un estreno.
Que
te deseen buena suerte una noche de estreno es inaceptable, por lo que si
alguien lo hace, se le deberá contestar con un simple "merde",
siguiendo la tradición francesa . Al parecer el origen de esta superstición se
remonta a la época en que los espectadores asistían al teatro en coche de
caballos: mucha bosta a las puertas del teatro indicaba que la función había
tenido mucha concurrencia.
En
un ensayo general son signos de mal agüero: oír un silbato; las plumas de pavo
real; y en general, colores gafes como el amarillo (la supuesta perdición de
Molière, a pesar de que no murió en escena sino en su cama), el verde e incluso
el violeta.
Un
ensayo general sin ninguna equivocación equivale a un fracaso en el estreno, de
ahí que, si esto ocurre, el actor que interpreta el último párrafo o réplica,
no lo pronunciará. Por el contrario, encontrar clavos olvidados por los
tramoyistas, es buena señal.
Que
un anciano sea el primer espectador que saca su localidad en la taquilla del
teatro el día de estreno, es señal benigna pronóstico de muchas
representaciones.
Sobre
los actores
A
muchos actores les parece de mal gusto que, en público, se les llame por el
nombre del personaje que interpretan.
Por
prudencia, un actor nunca debe silbar, si es necesario puede canturrear.
Engancharse
el traje en el decorado es un aviso de equivocación en el recitado de su papel.
Da
mala suerte mirar por detrás a alguien que se esté maquillando.
Muchos
actores todavía salen a escena con alguna clase de objeto "mágico" o
amuleto. El más tradicional ha sido la pata de conejo.
Da
mala suerte poner los zapatos dentro de una caja o sobre la mesa.
Salvo
en obras en las que se busca el guiño o la implicación del público, puede ser
de mal augurio mirar al patio de butacas.
Entre
los ingleses, que una actriz haga punto durante un ensayo, incluso en el
camerino, garantizará un buen lío en la representación.17
Conviene
empezar y terminar la temporada con el mismo traje o vestido (y no son
recomendables las telas "a lunares".
Durante
mucho tiempo se consideraron gafes en el escenario: las flores naturales, los
niños y los caballos.